La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y
adversidades (más conocida como
Lazarillo de Tormes) es una novela española
anónima, escrita en primera persona y en estilo epistolar (como una sola
y larga carta), cuya edición conocida más antigua data de 1554. En ella se
cuenta de forma autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes, en el
siglo XVI, desde su nacimiento y mísera infancia hasta su matrimonio, ya en la
edad adulta. Es considerada precursora de la novela picaresca por elementos
como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante, el
servicio a varios amos y la ideología moralizante y pesimista.
Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la
sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre
todo las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría.
Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó
que la Inquisición
la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada. La
obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX.
Primeras ediciones
Se conservan cuatro primeras ediciones distintas de la obra,
las cuatro del año 1554, impresas respectivamente en Burgos, Amberes, Alcalá de
Henares y Medina del Campo. Las más antiguas parecen ser las de Burgos y Medina.
De la edición de Amberes se conservan siete ejemplares
distintos, en tanto que sólo hay uno de cada una de las otras tres ediciones. El
ejemplar más recientemente descubierto es el de la edición de Medina del Campo,
que apareció en 1992 emparedado en una casa de la Plaza de Nuestra Señora de
Soterraño de la localidad pacense de Barcarrota.
No obstante, es muy probable que existiese una edición más
antigua, de 1553 o 1552, cuyo éxito generase las cuatro simultáneas ediciones
posteriores.
Autor
Dicen que siendo estudiante en Salamanca, mancebo, como
tenía un ingenio tan galán y fresco, hizo aquel librillo que anda por ahí,
llamado Lazarillo de Tormes, mostrando en un sujeto tan humilde la
propiedad de la lengua castellana y el decoro de las personas que introduce con
tan singular artificio y donaire, que merece ser leído de los que tienen buen
gusto. El indicio desto fue haberle hallado el borrador en la celda, de su
propia mano escrito.
Género
Se trata de una novela de autoformación, de estructura
aparentemente simple, pero en realidad muy compleja; es una carta destinada a
vuestra merced, tratamiento que implica alguien con superior condición social, y
está motivada por "el caso", hecho del cual éste ha oído hablar, y
cuya versión personal pide a Lázaro, parte implicada en él, le explique ("escribe
se le escriba y relate el caso muy por extenso"). Así que debe ser una
especie de confesión y el personaje es un alto dignatario eclesiástico, quizá
el Arzobispo de Toledo que ha oído los extraños rumores que circulan sobre la
extraña conducta sexual del Arcipreste de San Salvador, como llegamos a saber
al fin del libro, según los cuales éste estaría amancebado con la mujer de Lázaro.
La originalidad del libro sin embargo trastoca cualquier
molde y crea un subgénero literario específico realista, la novela picaresca, mediante
el recurso a la parodia de narraciones caballerescas idealizantes del
Renacimiento: a las rimbombantes epopeyas de gestas guerreras y los libros de
angélicos pastores y cortesanos enamorados se opone una epopeya del hambre, que
mira solamente a cuanto hay por debajo del cuello de golilla y se preocupa
solamente de la subsistencia, en línea con la tradición realista de la
literatura española, revitalizada entonces por La Celestina y sus
continuaciones.
Temas
La temática del Lazarillo de Tormes es moral: una crítica
acerba, incluso una denuncia, del falso sentido del honor ("la negra que
llaman honra") y de la hipocresía. La dignidad humana sale muy malparada
de la sombría visión que ofrece el autor, nihilista y anticlerical. La vida es
dura y, tal como aconseja el ciego a Lázaro en la obra, "más da el duro
que el desnudo"; cada cual busca su aprovechamiento sin pensar en los
otros, por lo que, como se dice al principio de la obra, arrimándose a los
buenos "se será uno de ellos": esto es, para ser virtuoso hay que
fingir ser virtuoso, no serlo. Sin duda alguna, se trata de la visión de un
humanista desencantado, acaso judeoconverso y erasmiano, a pesar de que Marcel
Bataillon niega el influjo directo de Erasmo en la obra.
Como consecuencia, resultó la inclusión de esta obra en el Índice
de libros prohibidos de la
Inquisición , la cual permitió al cabo la circulación de una
versión expurgada de los pasajes anticlericales. El Lazarillo fue, además, una
obra muy traducida e imitada, y su influjo, profundo, marcó tanto la literatura
española que podría decirse que sin ella no habrían podido escribirse ni Don
Quijote de la Mancha
ni la treintena de novelas picarescas españolas y extranjeras que se han
conservado.
Argumento
La obra es en realidad una larga epístola que el "autor"
envía a un corresponsal anónimo (a quien trata de "Vuestra Merced"). Está
dividida en siete tratados y cuenta en primera persona la historia de Lázaro
González Pérez, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río
de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre,
un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego
por su madre, Antona Pérez, una mujer amancebada con un negro, Zaide, que le da
a Lazarillo un bonito hermanastro mulato.
Lazarillo de Tormes visto por Francisco de Goya.
Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona
desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es
despertado a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste
con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él
en diversos célebres episodios como el de las uvas o el jarro de vino (un
modelo de narración clásica) hasta que se venga devolviéndole la cornada de
piedra con otro embuste, que le vale al cruel ciego descalabrarse contra un
pilar.
Pasa luego a servir a un tacaño clérigo de Maqueda que lo
mata de hambre, y al que sisa algo de pan de un arca que tiene; el clérigo lo
confunde a oscuras (en su boca silba accidentalmente la llave del arca, escondida
mientras duerme) y, tomándolo por culebra, descubre el engaño, le da una
tremenda paliza y lo despide.
Después entra a servir a un hidalgo arruinado cuyo único
tesoro son sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él,
ya que aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien, si bien recurre
a esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos
que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de la
hidalguía. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo se
encuentra de nuevo solo en el mundo.
Más adelante sirve Lázaro a un sospechoso fraile mercedario,
tan amante del mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los
zapatos. Según Aldo Ruffinato, habría una alusión a las reformas monásticas por
entonces de moda, en el sentido de "descalzar" o hacer más rigurosos
los estatutos del clero regular, o quizás alusión a actividades sexuales hetero
u homoeróticas.Sin embargo, Francisco Rico asegura que «no hay el menor
inidicio para suponer tal escabrosidad», pues el sentido del texto es una
simple abbreviatio o reticencia, procedimiento abundantemente usado antes, como
cuando relatando sus aventuras con el ciego, Lázaro dice «por no ser prolijo, dejo
de contar muchas cosas ...», en elipsis que era común para terminar las cartas,
teniendo en cuenta que todo el Lazarillo una larga epístola.
El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada
por parte de un vendedor de bulas o buldero. Lazarillo sirve al buldero y
asiste como espectador, sin opinar, al desarrollo del timo, en el cual finge el
buldero que alguien que piensa que las bulas no sirven para nada está poseso
por el diablo, cuando en realidad está compinchado o conchabado con él; esto se
descubre a posteriori, con una hábil técnica de suspensión. También este
tratado sufrió la poda de la censura.
Los restantes y breves tratados narran cómo Lázaro se
asienta con otros amos, un capellán, un maestro de hacer panderos y un alguacil
y se hace aguador. Por último consigue el cargo de pregonero gracias al
arcipreste de la iglesia toledana de San Salvador, quien además le ofrece una
casa y la oportunidad de casarse con una de sus criadas, con la finalidad de
disipar los rumores que se ciernen sobre él, ya que era acusado de mantener una
relación con su criada. Sin embargo, tras la boda los rumores no desaparecen y
Lázaro comienza a ser objeto de burla por parte del pueblo. Lázaro sufre la
infidelidad con paciencia, después de toda una vida de ver qué es el honor y la
hipocresía que encubre la dignidad realmente, ya que eso al menos le permite
vivir, y con ello termina la carta, un cínico alegato autojustificativo que
ridiculiza la literatura idealista del momento. Lázaro afirma que ha alcanzado
la felicidad, pero para ello ha debido perder su honra, pues los rumores
afirman que su mujer es la amante del arcipreste. Para mantener su posición, Lázaro
hace oídos sordos a dichos rumores.
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